jueves, 29 de marzo de 2012

deteriodo ambiental



Los problemas ambientales y sus causas

Los problemas ambientales no se pueden analizar ni entender si no se tiene en cuenta una perspectiva
global, ya que surgen como consecuencia de múltiples factores que interactúan. Nuestro modelo de vida
supone un gasto de recursos naturales y energéticos cada vez más creciente e insostenible. Las formas
industriales de producción y consumo masivos que lo hacen posible suponen a medio plazo la destrucción
del planeta. Algunos efectos de la crisis ecológica ya están claramente perceptibles: aumento de las
temperaturas, agujero en la capa de ozono, desertificación, acumulación de residuos radiactivos, extensión
de enfermedades como el cáncer o la malaria, insalubridad del agua dulce, inseguridad alimentaría,
agotamiento de los recursos renovables y no renovables, etc. El despilfarro de unas sociedades repercute
directamente en la pobreza de otras y contribuye al deterioro ambiental general. Es sabido que con sólo el
23% de la población mundial, los países industrializados consumen el 80% de la producción mundial de
energía comercial, el 79% del acero, el 85% del papel y el 86% de los metales no ferrosos.
Las empresas transnacionales promueven un desmesurado crecimiento del transporte de mercancías a
grandes distancias -causando enormes emisiones de CO2, la construcción de infraestructura de transporte y
una mayor dependencia de la extracción de recursos petrolíferos. El aumento generalizado de las
demandas de transporte es preciso satisfacerla con grandes infraestructuras que permitan un
funcionamiento fluido de la economía mundial y, al mismo tiempo, incentiva los procesos de urbanización y
extensión de la movilidad motorizada. En paralelo con el intenso crecimiento de población, se aceleran los
procesos de concentración urbana, particularmente en los países del Sur donde el 90% del crecimiento
poblacional tendrá un carácter urbano. La población urbana mundial pasará de 2.000 millones en 1985 a
5.100 millones en el 2025.
Hay que tener en cuenta que los límites de los recursos naturales (petróleo, madera, minerales,
biodiversidad, etc.) indican que el actual modo de vida es insostenible. El consumo en constante expansión
somete a tensión al medio ambiente, con emisiones y derroches que contaminan la tierra y destruyen los
ecosistemas. Se produce un agotamiento y la degradación en aumento de los recursos: la quema de
combustibles fósiles se ha casi quintuplicado desde 1950; el consumo de agua dulce se ha casi duplicado
desde 1960; la captura marina se ha cuadruplicado; el consumo de madera es ahora 40% superior a lo que
era hace 25 años. Entre 1960 y 1998 mientras la población mundial se ha duplicado, las emisiones de CO2
por tres, el consumo de fertilizantes por cinco y la producción de energía por seis. Además, este nivel de
consumo no repercute sólo en la naturaleza, sino también en la mayor parte de las personas de este
planeta, puesto que sufren directamente los efectos de este irracional modelo de vida. Los países
empobrecidos no son los mayores causantes de esta crisis ambiental pese a ser lugares donde se
producen buena parte de los efectos que a su vez generan importantes flujos migratorios
Consecuencias ambientales de los modos de vida y consumo
Aumento del efecto invernadero: El efecto invernadero es un fenómeno natural de la atmósfera que
consiste en que la energía solar que llega a la tierra, al tomar contacto con el suelo, se refleja sólo en parte,
siendo el resto absorbida. El efecto de esta absorción es un calentamiento y se manifiesta por una
irradiación de energía hacia la atmósfera. Sin embargo, al viajar hacia la atmósfera se encuentra con gases
que actúan de freno, produciéndose la vuelta hacia la tierra y evitando que la energía se escape en su
totalidad hacia el exterior calentado más el suelo del planeta. La actividad humana, con el uso de
combustibles fósiles (petróleo, carbón, gas natural) está variando este equilibrio natural, produciendo la
emisión de gases de invernadero (las emisiones anuales de dióxido de carbono CO2 se cuadruplicaron en
los últimos cincuenta años) que, junto con otros provenientes de otras actividades, provocan el
recalentamiento mundial de la atmósfera, que está generando una ruptura de los equilibrios naturales.
Algunos de los efectos son: cambios climáticos, lo que supone una grave amenaza para las cosechas,
inundaciones, aumento de la frecuencia de las tormentas y las sequías, aceleración de la extinción de
especies, difusión de enfermedades contagiosas. La generación de energía y el transporte motorizado son
las causas más importantes del efecto invernadero. En España el pro medio cada persona son 8,2
toneladas de CO2 por año.
El agujero de la capa de ozono: El ozono es el gas encargado de la protección de la Tierra contra las
radiaciones ultravioletas. La introducción de nuevos compuestos artificiales (como los clorofluorocarbonos o
CFCs, presentes en los aerosoles y aparatos de refrigeración), así como de fertilizantes, reducen la
concentración de ozono en la atmósfera, lo que hace que penetren más cantidad de rayos ultravioletas.Esto provoca graves consecuencias para el desarrollo de la vida vegetal y animal, pudiendo producir
mutaciones genéticas, y cáncer de piel en las personas.
La lluvia ácida: Los óxidos de nitrógeno y azufre, emitidos por las industrias y automóviles a la atmósfera,
reaccionan con el vapor de agua para formar ácido nítrico y ácido sulfúrico. Estos ácidos caen sobre la
tierra en forma de lluvia, produciendo la acidificación de los suelos y aguas, pérdida de zonas de cultivo,
muerte de bosques, etc.
Contaminación de aguas y suelo: Esta se está debiendo tanto a los vertidos urbanos, industriales y
ganaderos, como a la utilización de pesticidas y fertilizantes en la agricultura intensiva. Además la
explotación y el transporte de recursos naturales (petróleo, oro, carbón, mercurio, metales, etc.) son
enormemente contaminantes. Para conseguir un anillo de oro es necesario sacar 4.000 kilo de tierra. La
erosión y la salinización del suelo siguen siendo problemas graves.
Contaminación del aire: El aumento de tráfico origina "smog" (ozono) con la consiguiente amenaza para la
salud humana (graves problemas respiratorios) y la vegetación. Las concentraciones más altas se registran
a lo largo del verano. Los datos muestran que una gran mayoría de ciudades superan los valores permitidos
para no poner en riesgo la salud humana. Cerca de 25 millones de personas en Europa sufren episodios de
niebla tóxica invernal y cerca de 40 millones están expuestas a nieblas tóxicas del verano.
Deforestación: La deforestación es la pérdida de bosques, lo que tiene graves consecuencias, como son la
erosión del suelo debido a la falta de vegetación, la pérdida de terreno fértil, ya que se pierden los
nutrientes del suelo, la pérdida de flora y fauna, interrupción del ciclo del agua o el aumento de los niveles
de CO2 cuando se queman los bosques. Una sexta parte de la superficie terrestre del mundo se ha
degradado como resultado de la ganadería intensiva y de malas prácticas de cultivo agrícola. Si sigue el
actual ritmo de tala de árboles en el Amazonas, nuestro “pulmón verde” más importante del mundo
desaparece en 40 años.
Erosión-desertificación del suelo: El proceso de deforestación está íntimamente ligado al de la erosión y
desertificación, que supone una pérdida irreversible de la fertilidad del suelo. Pero la infertilidad del suelo,
que provoca su desertificación, también puede estar causada por el uso excesivo de fertilizantes y
pesticidas en la agricultura o por la acumulación de residuos de todo tipo.
Producción de residuos: Otro problema es el tipo de residuos que se producen y su acumulación. Hay un
incremento en la cantidad de basuras y desechos, tanto domésticos como industriales (mención especial
merecen los residuos nucleares y tóxicos por su peligrosidad y no descomposición durante mucho tiempo).
En los países industriales la generación per cápita de desechos se ha casi triplicado en los últimos 20 años.
Cada año se producen 400 millones de toneladas de residuos tóxicos. El reducir la cantidad de residuos y
evitar su acumulación son medidas necesarias pero que no son llevados a la práctica, en cambio sigue
dominando la opción más económica: los vertederos.
Productos químicos: Debido al gran numero de sustancias de uso común y el desconocimiento sobre sus
consecuencias ecológicas y para el ser humano el uso de los productos químicos representa un peligro y
una amenaza muy importante para el medio ambiente y para la salud humana.
Agotamiento de los recursos naturales: 38 países del mundo sufren una aguda escasez de agua dulce,
1.200 millones de personas no tienen acceso a agua potable, 2.400 millones están sin saneamiento. De los
4.000 millones de casos de Diarrea cada año, 2.2 millones de personas se mueren innecesariamente.
Enfermedades prevenibles relacionadas a agua contaminada causan 5 millones de muertos al año.
Mientras un turista en un hotel gasta 1.200 litros de agua al día, un tercio de la población mundial sobrevive
con menos de 30 litros. La agricultura intensiva utiliza el 80% del agua dulce disponible en el mundo; así
por ejemplo para producir 1 kilo de carne de vacuno se utilizan entre 100.000 y 200.000 litros de agua. La
calidad de las aguas se ve amenazada por la altas concentraciones de productos químicos (nitratos,
plaguicidas, metales pesados, hidrocarburos clorados, fosfatos de los detergentes, etc.) de la agricultura, la
industria y los usos domésticos, con el consiguiente riesgo para la salud humana.
Pérdida de biodiversidad y de espacios naturales. Las especies silvestres se están extinguiendo de 50 a
100 veces más rápido que su tasa natural de extinción por la presión de la actividades humanas (agricultura
intensiva, actividades de explotación de los bosques, pesca intensiva, urbanización, desarrollo de
infraestructuras, contaminación). Si estas especies se pierden, las consecuencias más inmediatas son la
ruptura del equilibrio de los ecosistemas y del equilibrio planetario y, a más largo plazo, la pérdida de
información genética. Así por ejemplo las existencias de peces se están reduciendo: cerca de la cuartaparte está actualmente agotada o en peligro de agotamiento y otro 44% se está pescando hasta llegar a su
límite biológico. Las presiones sobre la biodiversidad y los espacios naturales proceden de una agricultura
insostenible y la explotación de bosques cada vez a mayor escala, una fragmentación del paisaje, el vertido
de productos químicos, la construcción de embalses y trasvases de agua, la caza o pesca industrial y el
desplazamiento de especies, etc.
Medio ambiente urbano: La población urbana no cesa en crecer y las ciudades muestran importantes
signos de tensión ambiental: mala calidad del aire (industria, generación de electricidad, transporte), exceso
de ruido, atascos de tráfico, pérdida de zonas verdes, invasión de espacios protegidos, vertidos de agua no
depurada y de residuos, insalubridad del agua potable, falta de servicios públicos adecuados, etc.

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